Un día muy feliz.
La niebla se levantó pronto, trabajé en el jardín.
Los colibríes se demoraban en las madreselvas.
No había cosa en la tierra que yo deseara poseer.
Sabía que no merecía la pena que envidiase a nadie.
Cualquier mal que hubiera sufrido, lo olvidé.
Pensar que una vez fui el mismo hombre no me molestaba.
En el cuerpo no sentía dolor.
Cuando me estiré vi el mar azul y las velas.
Czeslaw Milosz
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