Los límites

/ 06 octubre 2022 /

 Pienso en mis límites,
límites que separan
el poema que hago
del que no puedo hacer,
el poema que escribo
del que nunca podré escribir.
Límites también, en consecuencia,
de lo que amo
y de lo que nunca podré amar.

Límites de lo que quisiera decir
o ver o tener.
Palabras que daría
para descubrir, palabras para ayudar.
Límites del amor, palabras
insuficientemente valiosas,
en un desierto inacabable.

Alfonso Costafreda

3 poemas de Pound

/ 01 octubre 2022 /


  He tratado de escribir el Paraíso.

No te muevas
deja que hable el viento
ese es el Paraíso.

Que los dioses perdonen lo que
he hecho.
Que aquellos a quienes amo intenten perdonar
lo que he hecho.

 

 Y los días no son tan plenos

Y las noches no son tan plenas
Y la vida se desliza como un ratón de campo

Sin agitar la hierba.


 Δώρια

Sé en mí como el ánimo eterno
del viento frío, y no
como las cosas efímeras—
regocijo de flores.
Tenme en la intensa soledad
de los riscos sin sol
y de las aguas grises.
Deja que los dioses hablen de nosotros en voz baja
de ahora en más,
y que las flores sombrías de Orco
te recuerden.



Ezra Pound

 

 

Escribiendo el currículum

/ 24 septiembre 2022 /


¿Qué hay que hacer?
Escribir la solicitud
Y anexar el curriculum.

Sin importar lo largo de la vida,
el curriculum ha de ser breve.

Rige la consistencia y elegir bien los hechos.
Cambiar paisajes por direcciones
y recuerdos borrosos por fechas fijas.

De todos los amores sólo el del matrimonio,
y de los hijos nada más los nacidos.

Importa más quién te conoce y no a quién has conocido
De tantos viajes, sólo los internacionales.
Pertenecer a algo y no el ¿por qué?
Menciones honoríficas sin su razón.

Escribe como si nunca hubieras hablado contigo.
Y pasaras de largo.

No hables de perros, gatos, pájaros.
Arrumba los recuerdos, los amigos, los sueños.

Más sobre el precio, menos sobre el valor.
Mejor el título que el contenido.
Mejor la talla de tus zapatos que a dónde llevan.
A quién se supone que eres.
Anexar una foto, la oreja descubierta:
lo que importa es su forma, no lo que oye.
¿Y qué es lo que se oye?
El estruendo de la trituradora que destruye expedientes. 

 

Wislawa Symborska

Son los rios

/ 18 septiembre 2022 /

Somos el tiempo. Somos la famosa
parábola de Heráclito el Oscuro.
Somos el agua, no el diamante duro,
la que se pierde, no la que reposa.

Somos el río y somos aquel griego
que se mira en el río. Su reflejo
cambia en el agua del cambiante espejo,
en el cristal que cambia como el fuego.

Somos el vano río prefijado,
rumbo a su mar. La sombra lo ha cercado.
Todo nos dijo adiós, todo se aleja.

La memoria no acuña su moneda.
Y sin embargo hay algo que se queda
y sin embargo hay algo que se queja.

 

Jorge Luis Borges 

Manejando a través del infierno

/ 01 septiembre 2022 /


 

La gente está exhausta, infeliz y frustrada, la gente es
amarga y vengativa, la gente está engañada y temerosa,
la gente es iracunda y mediocre
y yo manejo entre ellos en la autopista y ellos
proyectan lo que les han dejado de sí mismos
en su manera de manejar.
Algunos más odiosos, algunos más disimulados
que otros.
A algunos no les gusta que los pasen, e intentan
evitar que otros lo hagan.
Algunos intentan bloquear los cambios de carril.
Algunos odian los autos más nuevos, más caros.
Otros en esos autos odian los autos más viejos.
La autopista es un circo de emociones
chiquitas y baratas, es
la humanidad en movimiento, la mayoría
viniendo de un lugar que
odia
y yendo a otro lugar que odia todavía
más.
Las autopistas nos enseñan en qué
nos hemos convertido y
muchos de los choques y muertes son la colisión
entre seres incompletos, entre vidas penosas
y dementes.
Cuando manejo por las autopistas veo el alma de
mi ciudad y es fea, fea, fea: los vivos han
estrangulado
su corazón.

 

Charles Bukowski 


Dádiva

/ 17 agosto 2022 /


Un día muy feliz.
La niebla se levantó pronto, trabajé en el jardín.
Los colibríes se demoraban en las madreselvas.
No había cosa en la tierra que yo deseara poseer.
Sabía que no merecía la pena que envidiase a nadie.
Cualquier mal que hubiera sufrido, lo olvidé.
Pensar que una vez fui el mismo hombre no me molestaba.
En el cuerpo no sentía dolor.
Cuando me estiré vi el mar azul y las velas.


Czeslaw Milosz

Si puedo

/ 21 julio 2022 /

 


 Alguna cosa ha entrado
en un poema que sé
que he de escribir, y no
sé cuándo, cómo o qué
querrá expresar. Si puedo
lo guiaré hacia ti.
Que diga tus cabellos
o la escama de sol
que te tiembla en la uña.
Pero quizá no siempre
tendré del todo en cuenta
lo que ahora veo en ti.
He oído el son oscuro
de algo que se me cae
a un pozo. Cuando flote,
¿sabré reconocer
que viene de este instante?


Gabriel Ferrater

Anarquismo

/ 12 julio 2022 /


 

 La noche y el caos forman parte de mí.
Me remonto al silencio de las estrellas.
Soy el efecto de una causa del tiempo,
del Universo [quizás lo excedo].
Para encontrarme, debo buscarme entre las flores,
los pájaros, los campos y las ciudades,
en los actos, las palabras y los pensamientos de los hombres,
en la noche del sol y las ruinas olvidadas de mundos hoy desaparecidos.
Cuanto más crezco, menos soy.
Cuando más me encuentro, más me pierdo.
Cuanto más me pruebo, más veo que soy flor
y pájaro y estrella y universo.
Cuanto más me defino, menos límites tengo.
Lo desbordo todo. En el fondo soy lo mismo que Dios.
Mi presencia actual contiene las edades anteriores a la vida,
los tiempos más viejos que la tierra,
los huecos del espacio antes de que el mundo fuera.


Fernando Pessoa

Donde habite el olvido

/ 01 julio 2022 /


Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

 

Luis Cernuda

Y de pronto anochece

/ 28 mayo 2022 /

 

 

Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra
atravesado por un rayo de sol:
y de pronto anochece.


Salvatore Quasimodo


El día del entierro de un amigo

/ 22 mayo 2022 /


 

A Gabriel Ferrater.


Esos que le leyeron
pero no le entendían
esos que siempre andaban
tomando apuntes mudos
mas que desde hoy se creen
que fueron sus discípulos
y han de emplear su nombre
para reafirmarse
deberían saber
que además de maestro
y además de poeta
este hombre fue en vida
un marginado auténtico
que odiaba los rituales
y despreciaba mitos
un solitario erguido
entre la muchedumbre
de estupidez unánime
que ahora y sin su permiso
querrá mitificarle.

 

José Agustín Goytisolo

El tiempo postergado

/ 04 mayo 2022 /


Vienen días más duros.
El tiempo postergado hasta nuevo aviso
asoma por el horizonte.
Pronto tendrás que atarte los zapatos
y correr los perros de vuelta a las granjas marismeñas.
Pues las vísceras de los peces
se han enfriado al viento.
Arde pobre la luz de los altramuces.
Tu mirada rastrea la niebla:
el tiempo postergado hasta nuevo aviso
asoma por el horizonte.

Allí se te hunde la amada en la arena,
sube por su cabello ondeante,
le quita la palabra,
le ordena callarse,
le parece mortal
y dispuesta a la despedida
tras cada abrazo.

No mires hacia atrás.
Átate los zapatos.
Corre los perros de vuelta.
Tira los peces al mar.
¡Apaga los altramuces!

Vienen días más duros.
 
 
Ingeborg Bachmann


(Traducción de Arturo Parada)

El poeta maldice a su cadáver

/ 07 abril 2022 /


 
Fuiste la libertad de salvarte o perderte.
Viste el mundo sin ver lo que era el mundo.
¿Por qué fue deformada en tus pupilas
la luz fundamental? ¿Perdiste la razón
antes de resolverse la raíz de tu origen?

Maldita sea tu naturaleza
que sopló por tu boca la hermosura
de la imaginación. Maldita sea
la belleza que hablaba por tu boca.
Maldito el yacimiento de todas tus palabras.

¿Por qué estás disfrazado bajo el vidrio,
como un libro sellado para siempre,
letra inútil, fatídica escritura?
¿Por qué tras de tus ojos ya no está el fuego eterno,
máscara del gusano?

Esta es tu boca. -¿Dónde están tus besos?
Esta es tu lengua. -¿Dónde tu palabra?
Estas, tus piernas. -¿Dónde están tus pasos?
Este tu pelo. -¿Dónde tu lujuria?
Este, tu cuerpo. ¿Dónde tu persona?
Estas, tus manos. -¿Dónde está tu fuerza?
Todo esto fuiste tú. -¿Dónde estás tú?
Dime: ¿dónde hubo un hombre?

Ya no puedes llorar como los árboles
cuando el viento trastorna sus sentidos.
Ya no eres animal, ni adivino del mundo.
Te estás secando poco a poco. Estás
quemando tus acciones, hasta ser
polvo del torbellino.

 

Gonzalo Rojas

 

El camino no elegido

/ 22 marzo 2022 /


Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;

Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.

Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.


Robert Frost



Tus cartas son un vino

/ 15 febrero 2022 /


 

 Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento
para mi corazón.
 
Desde que estoy ausente
no sé sino soñar,
igual que el mar tu cuerpo,
amargo igual que el mar.
 
Tus cartas apaciento
metido en un rincón
y por redil y hierba
les doy mi corazón.
 
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.
 
Cuando me falte sangre
con zumo de clavel,
y encima de mis huesos
de amor cuando papel.

 

Miguel Hernández

Iowa river

/ 27 enero 2022 /

 


 El río duerme en su cauce de hielo
como si esperara el Juicio Final

Si tuviera que volver a mi casa
¿a dónde volvería?

El cementerio está cubierto de nieve

Apenas sobresalen las lápidas
como si todavía los muertos
quisieran decirnos sus nombres

Nada fluye ni cae ahora
La eternidad ha encontrado su sitio en el mundo

 

Óscar Hahn

Ella dio su voto a Nixon

/ 23 enero 2022 /


 Se llama Katheleen y es rubia
mide cinco pies y nueve pulgadas
bien parecida treinta y cuatro años
estudió en el Colegio Presbiteriano de Akron
y se licenció en Literatura Española
por la New York University.

Allí conoció a Ted se casaron pronto
tienen un niño y una niña
viven en Long Island en una linda casa
el marido es un brillante ingeniero
que corta el césped y practica yoga
y ella trabaja para una editorial.

Ama la libertad pero dentro de un orden
opina que los negros no están aún maduros
asiste a los oficios regularmente
recibe a sus amigas los viernes por la tarde
y los martes almuerza
con su Ted en el Rotary Club.

Hace seis días que llegaron a Europa
pues en París se celebra un congreso de Acústica
y mientras él ultimaba su ponencia Katheleen partió hacia el Sur
quedando en encontrarse en Málaga los dos
cuando se terminaran las sesiones.

Hoy ella ha amanecido en un cuarto de hotel
junto a un extraño hombre flaquito
y mientras busca un Alka-Seltzer
piensa que por la tarde llega Ted
y que el psiquiatra de vuelta en Nueva York
ya aclarará todo este asunto.

 

José Agustín Goytisolo

Cuarenta y dos

/ 17 enero 2022 /


  Soneto XLII 

INCREDULIDAD Y FÉ


Sed de Dios tiene mi alma, de Dios vivo:
conviértemela, Cristo, en limpio aljibe
que la graciosa lluvia en sí recibe
de la fé. Me contento si pasivo

una gotica de sus aguas libo
aunque en el mar de hundirme se me prive
pues quien mi rostro ve —dice— no vive
y en esa gota mi salud estribo.

Hiéreme frente y pecho el sol desnudo
del terrible saber que sed no muda;
no bebo agua de vida, pero sudo.


y me amarga el sudor, el de la duda,
sácame, Cristo, este espíritu mudo,
creo, tú á mi incredulidad ayuda.

 

Miguel de Unamuno

***

Soneto XLII

Mil veces callo, que romper deseo
el cielo a gritos, y otras tantas tiento
dar a mi lengua voz y movimiento,
que en silencio mortal yacer la veo.

Anda cual velocísimo correo
por dentro el alma el suelto pensamiento,
con alto, y de dolor, lloroso acento,
casi en sombra de muerte un nuevo Orfeo.

No halla la memoria o la esperanza
rastro de imagen dulce y deleitable
con que la voluntad viva segura.

Cuanto en mí hallo es maldición que alcanza,
muerte que tarda, llanto inconsolable,
desdén del cielo, error de la ventura.

Francisco de Aldana

***

Soneto XLII

Blanco marfil en ébano entallado,
Suave voz indignamente oída,
Dulce mirar (por el que larga herida
Traigo en el corazón) mal ocupado;

Blanco pie por ajeno pie guiado,
Oreja sorda a remediar mi vida,
Y atenta al son de la razón perdida,
Lado (no sé por qué) junta a tal lado;

Raras, altas venturas, ¿no me diera
La fortuna cortés gozar una hora
Del alto bien, que desde vos reparte?

¿O el sol, que cuanto mira, orna y colora,
No me faltara aquí, por que no viera
Un sol más claro en tan obscura parte?

Francisco de Figueroa

***

Soneto XLII

Radiantes días balanceados por el agua marina,
concentrados como el interior de una piedra amarilla
cuyo esplendor de miel no derribó el desorden:
preservó su pureza de rectángulo.
 
Crepita, sí, la hora como fuego o abejas
y es verde la tarea de sumergirse en hojas,
hasta que hacia la altura es el follaje
un mundo centelleante que se apaga y susurra.
 
Sed del fuego, abrasadora multitud del estío
que construye un Edén con unas cuantas hojas,
porque la tierra de rostro oscuro no quiere sufrimientos
 
sino frescura o fuego, agua o pan para todos,
y nada debería dividir a los hombres
sino el sol o la noche, la luna o las espigas.

Pablo Neruda


***

Soneto XLII


Mueran contigo, Laura, pues moriste,
los afectos, que en vano te desean,
los ojos, a quien privas, de que vean
la hermosa luz, que a un tiempo concediste.

Muera mi Lira infausta, en que influiste
ecos, que lamentables te vocean,
y, hasta estos rasgos mal formados, sean
lágrimas negras de mi pluma triste.

Muévase a compasión la misma muerte,
que precisa no pudo perdonarte,
y lamentó el amor su amarga suerte.

Pues si antes, ambicioso de gozarte,
deseó tener ojos para verte
ya le sirvieran sólo de llorarte.

Sor Juana Inés de la Cruz


***

Soneto XLII

No duele tanto que la hicieras tuya,
si bien es cierto que la quise mucho;
la pérdida es más íntima y aguda
sabiendo que además tú fuiste suyo.
Así os excusaré, falsos amantes:
la amaste sólo porque yo la amaba
y ella porque me amaba dio su parte,
buscando que, al tenerte, la aprobara.
Si yo te pierdo a ti, te gana ella,
y si la pierdo a ella, ganas tú;
y cuando os encontréis, seré el que pierda
y cargue, por mi bien, con vuestra cruz.
Mas yo y mi amigo somos uno; así
aunque ella lo ame, me está amando a mí.


Williams Shakespeare


***

 Rima XLII


Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de dónde estaba.

Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma.
¡Y entonces comprendí por qué se llora,
y entonces comprendí por qué se mata!

Pasó la nube de dolor.... Con pena
logré balbucear breves palabras...
¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
Me hacía un gran favor... Le di las gracias.

    Gustavo Adolfo Bécquer

Dos sonetos de Pedro Prado

/ 10 enero 2022 /


  SONETO I

Tanto conozco esta ciudad pequeña,
su mar, su caserío, su laguna,
que el corazón la mira y la desdeña;
no encuentra en ella novedad alguna.

Y una vez en mi vida, sólo en una
—tanto el amor la eternidad enseña—
noche de niebla azul, anhelo y luna,
el alma vi de mi ciudad que sueña.

La más bella y amada compañía,
con la luna y la niebla evanescente,
otra ciudad me dieron, diferente:

toda calle del mundo se salía;
seguí por ellas, sin saber qué hacía;
por ellas sigo indefinidamente...


  SONETO XLII

De qué mundo ignorado habré venido,
qué lenguaje es el mío tan arcano,
que si a alguien tiendo con amor la mano,
ignora lo que ofrezco o lo que pido.

Me sé distinto de mortal nacido:
niño o zagal, maduro ya o anciano,
no encuentro al alternar, y busco en vano
¡y entre tantos! a alguno parecido.

Sonriendo miran como quien indaga,
sin comprender jamás lo que yo quiero,
y con tal inconsciencia se me paga

que alejarme, por último, prefiero.
No hay cosa mía que a alguien satisfaga;
me siento entre los hombres extranjero!

Pedro Prado 

(de Esta bella ciudad envenenada, 1945)

 

 

 

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