Gaza Nueva

/ 16 octubre 2025 /


No queda tiempo
así que no te quedes en el vientre materno
apúrate a llegar mi pequeño
no porque te estoy añorando
sino porque la guerra arrasa
y me temo que no verás tu patria
como hubiera querido la vieras.



Tu patria no es la tierra
ni mar que auguró nuestra vida y dejó de ser:
tu patria es tu gente.
Ven a conocerla
antes que las bombas mutilen
y me vea forzado a juntar los restos
para que sepas que los que ya no están
y los que no estarán
eran hermosos
e inocentes.
Que tenían niñas y niños como tú
que dejaron escapar
del gélido frío que en cada ataque
envuelve a los muertos,
niños ahora huérfanos aferrados
a un tenue salvavidas.



Si te demoras
puede que no me creas
y creas en una tierra
sin gente
y que nunca estuvimos presente.
Dos veces exiliados
y luego nos revelamos
por setenta y cinco años
contra nuestra desventura
una vez que nuestra suerte
lo hizo todo nefasto
y la esperanza se volvió oscura.



Sé que la carga es muy pesada,
demasiado para que la puedas soportar,
perdóname por dar a luz
como una gacela
temo a las hienas
que acechan en cada hoyo
listas para avalanzarse.
Apresúrate a llegar
y luego corre
tan lejos como puedas
para que no me quede
devastado por el remordimiento.



Anoche la desesperación me agotó,
y me obligué a guardar silencio
¿Por qué exponer a mi pequeño ser de brisa
a la despiadada Tempestad?
Pero hoy me veo obligado a regresar
con noticias de último momento:
Han bombardeado el hospital Bautista de Gaza
entre las 500 víctimas se encuentra un niño
al que le falta la mitad de la cabeza
pero mantiene los ojos abiertos:
A su lado su hermano gime
amargamente su luto:
¿Puedes verme, mi hermano? ¿Me estás viendo?
Pero el cuerpo inerte ya no mira,
de la misma manera que el mundo agitado,
que condena por un par de horas
y luego se apresura a dar vuelta la página,
relegandole a él y a su hermano al olvido,
tampoco puede verle.



¿Qué decirte ahora?
El desastre y la catástrofe son hermanos
ambos me atacan famélicos y rabiosos
hasta que me tiemblan los labios y de ellos caen
todos los posibles sinónimos
de cadáver.

En tiempo de guerra no confíes en ningún poeta,
porque son lentos como una tortuga
en su esfuerzo fútil de competir contra una masacre
que gana terreno como una liebre.
La tortuga se arrastra
y la liebre salta de un crímen a otro
y llega hasta la Iglesia Ortodoxa
que acaban de bombardear bajo la mirada de Dios
que venía de una mezquita hecha escombros.
Creíamos contar con la protección de Dios pero
¿dónde se haya el salvador
cuando nuestro Padre que crea arte desde el cielo
es el avión
en soledad y sin compañero
solo tripulado por el que viene a bombardearnos,
y su acierto es nuestra sumisión?
Mi niño, de ahora en más en la cruz
habrá lugar suficiente para todos los profetas,
como bien lo sabe Dios
pero tú y otros inocentes como tú
aún lo ignoran.


Marwan Makhoul

 

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