Esta mañana -para mi lo es ahora- volví a pensar en los 41 añitos con 11 meses de Cesare Pavese y en los ojos de la muerte ¿Qué ojos habrá tenido su muerte?
Hay ojos que no deberian traicionarte nunca. Y no por su belleza, eso es lo de menos, sino por lo que significan, por lo muy profundo que pueden llegar, por sus colores, por su falta de sombras.
Lo único que tendió a decir antes de dormirse en su propia muerte, en su propio homicidio tímido fue: "Perdono a todos y a todos pido perdón. ¿De acuerdo? No chismorreen demasiado".
Hay ojos que no deberian traicionarte nunca. Y no por su belleza, eso es lo de menos, sino por lo que significan, por lo muy profundo que pueden llegar, por sus colores, por su falta de sombras.
Lo único que tendió a decir antes de dormirse en su propia muerte, en su propio homicidio tímido fue: "Perdono a todos y a todos pido perdón. ¿De acuerdo? No chismorreen demasiado".
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo-. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.
Versión de Carles José i Solsora
Cesare Pavese
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