Brisa marina

/ 20 noviembre 2024 /

Leí todos los libros y es, ¡ay! , la carne triste.
¡huir, huir muy lejos! Ebrias aves se alejan
entre el cielo y la espuma. Nada de lo que existe,
ni los viejos jardines que los ojos reflejan,
ni la madre que, amante, da leche a su criatura,
ni la luz que en la noche mi lámpara difunde
sobre el papel en blanco que defiende su albura
retendrá al corazón que ya en el mar se hunde.
¡Yo partiré! ¡Oh, nave, tu velamen despliega
y leva al fin las anclas hacia incógnitos cielos!
Un tedio, desolado por la esperanza ciega,
confía en el supremo adiós de los pañuelos.
Y tal vez, son tus mástiles de los que el viento lanza
sobre perdidos náufragos que no encuentran maderos,
sin mástiles, sin mástiles, ni islote en lontananza…
Corazón, oye cómo cantan los marineros!


Stéphane Mallarmé

Mi Buenos Aires querido

/ 10 noviembre 2024 /


 Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.


Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.


Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.

 

Juan Gelman

 

Sigue tu destino

/ 05 noviembre 2024 /



Sigue tu destino,
riega tus plantas,
ama tus rosas.
El resto es la sombra
de árboles ajenos.

La realidad
es siempre más o menos
de lo que queremos.
Sólo nosotros somos siempre
iguales a nosotros mismos.

Suave es vivir solo.
Grande y noble es siempre
vivir simplemente.
Deja el olor en aras
como exvoto a los dioses.

Ve de lejos la vida.
No la interrogues nunca.
Que ella nada puede
decirte. La respuesta,
más allá de los dioses.

Mas serenamente
imita el Olimpo
en tu corazón.
Los dioses son dioses
porque no se piensan.

Fernando Pessoa
(Ricardo Reis)

Tres veces en la noche

/ 26 octubre 2024 /

Tres veces en la noche
sonaron las campanas
mientras mi Infancia
recorría
tierras extrañas.
Porque todavía
todavía mi Infancia
viene a buscarme
con un galope en las piernas
y en sus labios
una sonrisa salvaje.

Cuando anda por ciudades
para que no la vea la gente,
mi Infancia
se disimula en el demoníaco aire.
Porque ella es muy linda
muy suave y muy frágil
y tiene miedo
de las gentes grandes.
Me viene a buscar
a mi cuarto de sueños
y me cuenta
que con una hoja de palmera
navega los mares
como atraviesa las selvas
deslizándose por los árboles
Después
entre lloriqueos me cuenta,
sentada sobre mis rodillas
que un niño casi la atropella,
con su bicicleta
y cómo en un río, una anguila
la azotó con su cola eléctrica.
Mi Amor, entonces
le cura las heridas
porque con su presencia
mi cuarto de sueños
se convierte en un Valle de Vida.
¡Mi Infancia, mi Infancia!
Con un galope en sus piernas
todavía viene a buscarme.


Osvaldo Lamborghini

Quien tropieza en el vacío

/ 21 octubre 2024 /

Quien tropieza
en el vacío
quien se agrieta
y dice: yo
echa hojas
florece.
Así luchamos.


Yannis Ritsos

 

 

No tires las cartas de amor

/ 14 octubre 2024 /

Ellas no te abandonarán.
El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esta flecha de sombra-
y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Caerán los años. Te cansarán los libros.
Descenderás aún más
e, incluso, perderás la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales
acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que habrás guardado
serán tu última literatura.


Joan Margarit

 

Todas las cartas de amor son ridículas

/ 10 octubre 2024 /

Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.

También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.

Quién me diera el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.

La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son
ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas)


 

Fernando Pessoa (Alvaro de Campos)

 

Piazza Sant'Alessandro, 6

/ 02 octubre 2024 /

Querida Carmen hoy
no me importa que digan los periódicos
que prosigue la huelga de estudiantes
o que ataca el Viet-Cong
pues ahora
hace muy poco tiempo -tan sólo
unos minutos-
ha empezado a llover -es importante
el agua sucia empieza a resbalar
por las paredes forma
charcos brillantes cae saliva
de los coches parados en la calle
y los toldos se comban por el peso
del agua y es posible
que dure algunas horas el chubasco-
y yo estoy en un bar lleno de gente
con humo y mal olor de bocadillos
y bebo mi segundo
gin-tonic de la tarde y me he tragado
dos librium ya lo ves llevo la cuenta
y como te decía
ya no me importan nada las noticias
ni la gente que corre ni la vida
es decir que me importa sólo el agua
que está cayendo siempre con más fuerza
salpicando el cristal junto a mi cara
y pienso en cosas dulces y difíciles
-ser más guapo tener
a una chica bonita y cabreada
caminando a mi lado por un feroz pasillo
lleno de puertas altas y de cuadros
de antepasados medio sifilíticos
que sonrían y en voces
hondas voces severas no como estas
que hablan de futbol y de tonterías
con tono pegajoso y aburrido-
y esto me reconforta. Soy capaz
de amar a un elefante de tener
concomitancias con un gran marica
de prestar mi corbata
de jugar a fantasmas con mi prima
y me levanto llamo al camarero
-sigue lloviendo oh agua sucia cae
cae por favor
sobre la horrible piel de Barcelona
no te detengas hasta que me duerma -
y pago los gin-tonic y el tabaco
recojo mis papeles y estoy viendo
que hago nuevos proyectos imposibles
y cuando estoy a punto
de salir de una vez de este tristísimo
café de la puñeta ya me olvido
del hombre que yo fui hace diez minutos
de su ternura inútil de su frío
de las pastillas que necesitó
para decirle adiós al limpiabotas
y salir por la puerta en donde ahora
pienso en ti en tus pestañas y en tu abrigo
y te escribo enseguida
para que leas esto y me recuerdes
bebas un trago y otra vez me olvides.

 

Jose Agustin Goytisolo

 

Aunque tu no lo sepas

/ 27 septiembre 2024 /


Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.
Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.

Así he vivido yo,
como la luz del sueño,
que no recuerdas cuando te despiertas.


 Luis García Montero

 

Tengo ternura para ti

/ 18 septiembre 2024 /

Tengo ternura para ti, viajera,
Paréceme serena tu juventud,
Compasivo tu pecho
Y presto tu pensamiento.
Las heridas que en mí miras
A veces condolida, risueña otras,
Ni mal habidas son ni me atormentan.
Estas que ven el sol tú curarías.
Hay otras que, aunque más dolorosas,
No quisieras mitigar.
¿Tienes tú de éstas?


Macedonio Fernández

 

Más solo que un huerto seco y agotado

/ 13 septiembre 2024 /

Más solo que un huerto seco y agotado
puesto sobre la tierra
para uso y abuso.
Abatido como un ex boxeador que vende
periódicos en la esquina.
Deshecho en lágrimas como
una corista que se ha hecho vieja
y recibe su último cheque.
Un pañuelo vendrá bien su señoría,
vuestra merced.
Hoy los mirlos están alborotados
como
las uñas encarnadas
en una noche
en la celda…
vino gemido vino,
los mirlos corretean y
revolotean
repitiendo
melodías y castañuelas españolas.
Y cualquier parte no está en
ninguna parte…
es un sueño peor que
las tortillas o una rueda pinchada:
por qué continuamos
con la cabeza y
los bolsillos llenos de
polvo
como un niño malo que acaban de expulsar
del colegio…
dígamelo
usted que fue un héroe en alguna
revolución
usted que enseña a los niños
usted que bebe con calma
usted que posee grandes casas
y pasea por jardines
usted que ha matado a un hombre y posee una
bella esposa
dígamelo usted
por qué ardo como un
viejo vertedero
seco.
Podríamos mantener una correspondencia
interesante.
Tendríamos ocupado al cartero.
Y las mariposas y las hormigas y los puentes y
los cementerios
las constructoras de cohetes y los perros y los mecánicos
de coches
continuarían
un poco más.
Hasta que nos quedásemos sin sellos
y/o
ideas.
No se avergüence de
nada; supongo que Dios pensó en todo
incluso
en las cerraduras
de las puertas.

 

Charles Bukowski

 

De otro modo

/ 08 septiembre 2024 /

De otro modo
Si en vez de ser así,
si las cosas de espaldas (fijas desde los siglos)
se volvieran de frente
y las cosas de frente (inmutables)
volviesen las espaldas,
y lo diestro viniese a ser siniestro
y lo izquierdo derecho…
¡No sé cómo decirlo!
 
Suéñalo
como un sueño que está detrás del sueño,
un sueño no soñado todavía,
al que habría que ir,
al que hay que ir,
(¡no sé cómo decirlo!)
como arrancando mil velos de niebla
y al fin el mismo sueño fuese niebla .
 
De todos modos, suéñalo
en ese mundo, o en éste que nos acerca y nos apaga
donde las cosas son como son, o como dicen que son
o como dicen que debieran ser…
Vendríamos cantando por una misma senda
y yo abriría los brazos
y tú abrirías los brazos
y nos alcanzaríamos.
Nuestras voces unidas rodarían
hechas un mismo eco.
 
Para vernos felices
se asomarían todas las estrellas.
Querría conocernos el arcoiris
palpándonos con todos sus colores
y se levantarían las rosas
para bañarse un poco en nuestra dicha…
(¡Si pudiera ser como es,
o como no es… En absoluto diferente!)
 
Pero jamás,
jamás.
¿Sabes el tamaño de esta palabra:
Jamás?
¿Conoces el sordo gris de esta piedra:
Jamás?
¿Y el ruido que hace
al caer para siempre en el vacío:
Jamás?
 
No la pronuncies, déjamela.
(Cuando esté solo yo la diré en voz baja
suavizada de llanto, así:
Jamás…)

Emilio Ballagas

 

 

El baile de los ahorcados

/ 03 septiembre 2024 /

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines, los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.

¡Monseñor Belzebú tira de la corbata
de sus títeres negros, que al cielo gesticulan,
y al darles en la frente un buen zapatillazo
les obliga a bailar ritmos de Villancico!

Sorprendidos, los títeres, juntan sus brazos gráciles:
como un órgano negro, los pechos horadados,
que antaño damiselas gentiles abrazaban,
se rozan y entrechocan, en espantoso amor.

¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!
¡Furioso, Belzebú rasga sus violines!

¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!
Todos se han despojado de su sayo de piel:
lo que queda no asusta y se ve sin escándalo.
En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.

El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas;
cuelga un jirón de carne de su flaca barbilla:
parecen, cuando giran en sombrías refriegas,
rígidos paladines, con bardas de cartón.

¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos!
¡y la horca negra muge cual órgano de hierro!
y responden los lobos desde bosques morados:
rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno…

¡Zarandéame a estos fúnebres capitanes
que desgranan, ladinos, con largos dedos rotos,
un rosario de amor por sus pálidas vértebras:
¡difuntos, que no estamos aquí en un monesterio!

Y de pronto, en el centro de esta danza macabra
brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto,
llevado por el ímpetu, cual corcel se encabrita
y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aún,

crispa sus cortos dedos contra un fémur que cruje
con gritos que recuerdan atroces carcajadas,
y, como un saltimbanqui se agita en su caseta,
vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta.

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.

 

Arthur Rimbaud

 

Sobre la poesia

/ 31 agosto 2024 /

habría un par de cosas que decir/
que nadie la lee mucho/
que esos nadie son pocos/
que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial/ y
con el asunto de comer cada día/se trata
de un asunto importante/recuerdo
cuando murió de hambre el tío juan/
decía que ni se acordaba de comer y que no había problema/
pero el problema fue después/
no había plata para el cajón/
y cuando finalmente pasó el camión municipal a llevárselo
el tío juan parecía un pajarito/
los de la municipalidad lo miraron con desprecio o desdén/
murmuraban
que siempre los están molestando/
que ellos eran hombres y enterraban hombres/y no
pajaritos como el tío juan/especialmente
porque el tío estuvo cantando pío-pío todo el viaje
hasta el crematorio municipal/
y a ellos les pareció un irrespeto y estaban muy ofendidos/
y cuando le daban un palmetazo para que se callara la boca/
el pío-pío volaba por la cabina del camión y ellos sentían que
les hacía pío-pío en la cabeza/el
tío juan era así/le gustaba cantar/
y no veía por qué la muerte era motivo para no cantar/
entró al horno cantando pío-pío/salieron sus cenizas y piaron un rato/
y los compañeros municipales se miraron los zapatos grises de vergüenza/pero
volviendo a la poesía/
los poetas ahora la pasan bastante mal/
nadie los lee mucho/esos nadie son pocos/
el oficio perdió prestigio/para un poeta es cada día más difícil
conseguir el amor de una muchacha/
ser candidato a presidente/que algún almacenero le fíe/
que un guerrero haga hazañas para que él las cante/
que un rey le pague cada verso con tres monedas de oro/
y nadie sabe si eso ocurre porque se terminaron
las muchachas/los almaceneros/los guerreros/los reyes/
o simplemente los poetas/
o pasaron las dos cosas y es inútil
romperse la cabeza pensando en la cuestión/
lo lindo es saber que uno puede cantar pío-pío
en las más raras circunstancias/
tío juan después de muerto/yo ahora
para que me quierás/


Juan Gelman

De senectute

/ 29 agosto 2024 /

Y nada temí más que mis cuidados.   
                                              --Góngora

No es el mío, este tiempo.

Y aunque tan mío sea ese latir de pájaros
afuera en el jardín,
su profusión en hojas pequeñas, removiéndome
igual que intimaciones,
no dice ya lo mismo.
Me despierto
como quien oye una respiración
obscena. Es que amanece.

Amanece otro día en que no estaré invitado
ni a un instante feliz. Ni a un arrepentimiento
que, por no ser antiguo,
-ah, Seigneur, donnez-moi la force et le courage!-
invite de verdad a arrepentirme
con algún resto de sinceridad.
Y a nada temo más que mis cuidados.

De la vida me acuerdo, pero dónde está.


Jaime Gil de Biedma

 

 

Lamento

/ 25 agosto 2024 /


 Sueño y muerte, las águilas sombrías
aletean toda la noche sobre esta cabeza:
La imagen dorada del hombre
devorada por la ola gélida
de la eternidad. En aterradores arrecifes
el cuerpo morado se destroza
Y una voz oscura se lamenta
sobre el mar.
Hermana de tempestuosa tristeza
mira un aterrado barco hundirse
bajo las estrellas,
en el rostro silencioso de la noche.

 

 Georg Trakl

 

Klage

Schlaf und Tod, die düstern Adler
Umrauschen nachtlang dieses Haupt:
Des Menschen goldnes Bildnis
Verschlänge die eisige Woge
Der Ewigkeit. An schaurigen Riffen
Zerschellt der purpurne Leib
Und es klagt die dunkle Stimme
Über dem Meer.
Schwester stürmischer Schwermut
Sieh ein ängstlicher Kahn versinkt
Unter Sternen,
Dem schweigenden Antlitz der Nacht.


La lluvia

/ 22 agosto 2024 /

Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado
El tiempo en que la suerte venturosa
Le reveló una flor llamada rosa
Y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales
Alegrará en perdidos arrabales
Las negras uvas de una parra en cierto

Patio que ya no existe. La mojada
Tarde me trae la voz, la voz deseada,
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.


Jorge Luis Borges

 

Ondas de Radio

/ 16 agosto 2024 /

Para Antonio Machado

La lluvia ha cesado y ha aparecido la luna.
No entiendo nada de ondas de radio,
pero creo que viajan mejor justo después
de que llueva, cuando el aire está húmedo. En cualquier caso,
ahora podría sintonizar con Ottawa, si quisiera, o con Toronto.
Últimamente, por las noches se me ha despertado
un leve interés por la política canadiense
y sus asuntos internos. Es cierto. Pero lo que buscaba sobre todo
eran sus emisoras musicales. Podría quedarme aquí en la silla
y escuchar, sin tener que hacer nada o pensar.
No tengo televisión y había dejado de leer
la prensa. Por las noches, encendía la radio.

Cuando vine aquí pretendía escapar
de todo. Especialmente de la literatura.
Con lo que conlleva, y lo que sigue después.
Existe en el alma el deseo de no pensar.
De permanecer inmóvil. Junto a ello,
el deseo de ser estricto, sí, y riguroso.
Pero el alma también es una afable hijas de puta,
no siempre de fiar. Y yo lo había olvidado.
Escuché cuando decía: Mejor cantar a lo que ha
desaparecido y no regresará que a aquello que sigue
con nosotros y seguirá mañana con nosotros. O no.
Y si no, bien también.
No tenía importancia, decía, que un hombre cantase.
Ésa era la voz que yo escuchaba.
¿Se imaginan que alguien pensara de esa forma?
¿Que todo da igual?
¡Menuda tontería!
Pero yo pensaba esas bobadas por la noche
sentado en la silla mientras escuchaba mi radio.

¡Y entonces, Machado, tus poemas!
Fue casi como ver a un hombre de mediana edad
enamorarse de nuevo. Algo extraordinario,
y también embarazoso.
Tonterías como colgar un fotografía tuya.
Y me llevaba tu libro a la cama
y dormía con él a mano. Una noche un tren
me despertó al pasar por mis sueños.
Lo primero que pensé, con el corazón desbocado
allí en el dormitorio a oscuras, fue:
No pasa nada, Machado está aquí.
Luego pude volver a dormirme.

Hoy llevé tu libro cuando salí a dar
mi paseo. ‘¡Presta atención!’ decías
siempre que alguien te preguntaba qué hacer con su vida.
Así que miré a mi alrededor y tomé nota de todo.
Luego me senté al sol con él, en mi sitio
junto al río donde divisaba las montañas.
Y cerré los ojos y escuché el ruido
del agua. Luego los abrí y comencé a leer
Últimas lamentaciones de Abel Martín.
Esta mañana pensé mucho en ti, Machado.
Y espero, sabiendo incluso lo que sé acerca de la muerte,
que recibieras el mensaje que te dirigí.
Pero si no, no pasa nada. Duerme bien. Descansa.
Espero que tarde o temprano podamos encontrarnos.
Y entonces te contaré yo mismo estas cosas.

 

Raymond Carver


Últimas lamentaciones Abel Martín

/ 12 agosto 2024 /

Hoy, con la primavera,
soñé que un fino cuerpo me seguía
cual dócil sombra. Era
mi cuerpo juvenil, el que subía
de tres en tres peldaños la escalera.
     -Hola, galgo de ayer. (Su luz de acuario
trocaba el hondo espejo
por agria luz sobre un rincón de osario)
    -¿Tú conmigo, rapaz?
    -Contigo, viejo.

 
Soñé la galería
al huerto de ciprés y limonero;
tibias palomas en la piedra fría,
en el cielo de añil rojo pandero,
y en la mágica angustia de la infancia
la vigilia del ángel más austero.

La ausencia y la distancia
volví a soñar con túnicas de aurora:
firme en el arco tenso la saeta
del mañana, la vista aterradora
de la llama prendida en la espoleta
de su granada.

¡Oh Tiempo, oh Todavía
preñado de inminencias!,
tú me acompañas en la senda fría,
tejedor de esperanzas e impaciencias.

¡El tiempo y sus banderas desplegadas!
(¿Yo, capitán? Mas yo no voy contigo.)
¡Hacia lejanas torres soleadas
el perdurable asalto por castigo!

Hoy, como un día, en la ancha mar violeta
hunde el sueño su pétrea escalinata,
y hace camino la infantil goleta,
y le salta el delfín de bronce y plata.

La hazaña y la aventura
cercando un corazón entelerido.
Montes de piedra dura
-eco y eco- mi voz ha repetido.

¡Oh, descansar en el azul del día
como descansa el águila en el viento,
sobre la sierra fría,
segura de sus alas y su aliento!

La augusta confianza
a ti, Naturaleza, y paz te pido,
mi tregua de temor y de esperanza,
un grano de alegría, un mar de olvido.

 

Antonio Machado 

 

The times

/ 08 agosto 2024 /


Se sentó borracho a la mesa y escribió un editorial
Del Times, claro, inclasificable, culto,
Suponiendo (¡inocente!) que iba a tener influencia en el mundo
¡Santo Dios!... ¡Y tal vez la haya tenido!


Fernando Pessoa
(Alvaro de Campos)

 

Quiero denunciar ante todos

/ 04 agosto 2024 /


Quiero denunciar ante todos, publico
y clero, el robo de un par de anteojos, de alguna
camiseta sucia y pañuelo usado, un numero
impreciso de poemas que venía escribiendo
en los últimos años de esta guerra, un aparato
de televisor, discos, armas, souvenires
varios: un libro de Lenin, un disco
de don Pepe de la Matrona que me regalara
el Divino Divinsky por recomendación
del marqués del Conte, don Fernando
Quiñones, un asiento argelino, piedritas, cartas, dos botellas de vino
chileno, documentos reales y apócrifos y otras
cosas pequeñas pero queridas,
nada de esto, ni de otras cosas que
omito han reaparecido. Fueron
robados por la policía en mi domicilio, entonces
ilegal para ellos. Las armas perdidas ya
han sido debidamente detalladas; las largas
y las cortas, las buenas y las malas. Los
objetos eran comunes, como esos que se venden
por allí; los versos hablaban de una 11,25 que
ha dejado una marca en el nacimiento
de mi muslo izquierdo; otro hacía referencia
a los problemas de la balística en relación con
los sentimientos; uno recordaba el miedo
que tenía el sargento cuando
fuera atacado por sorpresa, y otros
temas que he olvidado por buenas razones. Algunos de
estos papeles desaparecidos por el miedo que la policía
metió a mucha gente, entre ellos a una mujer llamada
Lucila, que materialmente quemó uno que otro.
Otros fueron destruidos por la propia policía o los militares
de los servicios de informaciones que también me llevaron. Hago
esta denuncia, especialmente por la perdida
de armas y poemas, ya que ambas son irreparables, han
sido robadas al pueblo de la república, a
quien materialmente pertenecían.

Paco Urondo

 


 

Elegia a Ramon Sijé

/ 30 julio 2024 /

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha
muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

Miguel Hernández
(10 de enero de 1936)


Lo inefable

/ 25 julio 2024 /

Yo muero extrañamente... No me mata la Vida,
No me mata la Muerte, no me mata el Amor;
Muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor

De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida
Devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
Que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?...

Cumbre de los Martirios!... Llevar eternamente,
Desgarradora y árida, la trágica simiente
Clavada en las entrañas como un diente feroz!...

Pero arrancarla un día en una flor que abriera
Milagrosa, inviolable!... Ah, más grande no fuera
Tener entre las manos la cabeza de Dios!

 

Delmira Agustini 

 

Me retracto de todo lo dicho

/ 22 julio 2024 /

Antes de despedirme
Tengo derecho a un último deseo:
Generoso lector
quema este libro
No representa lo que quise decir
A pesar de que fue escrito con sangre
No representa lo que quise decir.

Mi situación no puede ser más triste
Fui derrotado por mi propia sombra:
Las palabras se vengaron de mí.

Perdóname lector
Amistoso lector
Que no me pueda despedir de ti
Con un abrazo fiel:
Me despido de ti
con una triste sonrisa forzada.

Puede que yo no sea más que eso
pero oye mi última palabra:
Me retracto de todo lo dicho.
Con la mayor amargura del mundo
Me retracto de todo lo que he dicho.


Nicanor Parra

 

Canción de invierno y de verano

/ 18 julio 2024 /


Cuando es invierno en el mar del Norte
es verano en Valparaíso.
Los barcos hacen sonar sus sirenas al entrar en el
puerto de Bremen con jirones de niebla y de hielo
en sus cabos,
mientras los balandros soleados arrastran por la superficie del Pacífico Sur
bellas bañistas.

Eso sucede en el mismo tiempo,
pero jamás en el mismo día.

Porque cuando es de día en el mar del Norte
—brumas y sombras absorbiendo restos
de sucia luz—
es de noche en Valparaíso
—rutilantes estrellas lanzando agudos dardos
a las olas dormidas.

Cómo dudar que nos quisimos,
que me seguía tu pensamiento
y mi voz te buscaba —detrás,
muy cerca, iba mi boca.
Nos quisimos, es cierto, y yo sé cuánto:
primaveras, veranos, soles, lunas.

Pero jamás en el mismo día.


Ángel González

 

La promesa

/ 13 julio 2024 /


Hace tiempo te había prometido muchos
poemas de amor y -ya ves- no podía escribirlos.
Tú estabas junto a mí
y es imposible escribir sobre lo que se tiene.
Lo que se tiene siempre es poesía.
Pero ya han comenzado a unirnos cosas
definitivas: hemos vivido la misma soledad
en cuartos separados
-sin saber nada el uno del otro-,
tratando -cada uno en su sitio- de recordar
cómo eran los gestos de nuestras caras
que de pronto se juntan con aquellas
que ya creíamos perdidas, desdibujadas,
de los primeros años.
Yo recordaba los golpes en la puerta
y tu voz alarmada
y tú mis ojos neutros,
soñolientos aún.
Durante mucho tiempo me preguntabas
qué cosa era la Historia.
Yo fracasaba, te daba definiciones
                 imprecisas.
Nunca me atreví a darte un ejemplo mayor.

 

Heberto Padilla

 

La Partida Inconclusa

/ 08 julio 2024 /
 
Isla Quiriquina, octubre 1973.

 

BLANCAS: Danilo González, Alcalde de Lota
NEGRAS: Floridor Pérez, Profesor rural de Mortandad

          1. P4R       P3AD
          2. P4D       P4D
          3. CD3A    PxP
          4. CxP       A4A
          5. C3C       A3C
          6. C3A       C2D
          7. …

Mientras reflexionaba su séptima jugada
un cabo gritó su nombre desde la guardia.

-¡Voy!- dijo

pasándome el pequeño ajedrez magnético.
Como no regresó en un plazo prudente
anoté, en broma: Abandona.

Solo cuando el diario EL SUR
la semana siguiente publicó en grandes letras
la noticia de su fusilamiento
en el Estadio Regional de Concepción
comprendí toda la magnitud de su abandono.


Se había formado en las minas de carbón,
pero no fue el peón oscuro que parecía
condenado a ser, y habrá muerto
con señoríos de rey en su enroque.

Años después le cuento a un poeta.
Solo dice:
    ¿y si te hubieran tocado las blancas?

 

Floridor Perez

Piedra negra sobre piedra blanca

/ 04 julio 2024 /

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París – y no me corro –
tal vez un jueves, como es hoy de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y,
jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…



César Vallejo

 

Contra Jaime Gil de Biedma

/ 08 junio 2024 /

De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?

Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!


Jaime Gil de Biedma





Poemas para Cris

/ 30 mayo 2024 /

Cinco poemas para Cris


1.
Ya mucho más allá del mezzo
del cammin di nostra vita

existe un territorio del amor
un laberinto más mental que mítico
donde es posible ser
lentamente dichoso
sin el hilo de Ariadna delirante
sin espumas ni sábanas ni muslos.

Todo se cumple en un reflejo de crepúsculo
tu pelo tu perfume tu saliva.
Y allí del otro lado te poseo
mientras tú juegas con tu amiga
los juegos de la noche.

2.
En realidad poco me importa
que tus senos se duerman
en la azul simetría de otros senos.
Yo los hubiera hollado
con la cosquilla de mi roce
y te hubieras reído justamente
cuando lo necesario y esperable
era que sollozaras.

3.
Sé muy bien lo que ganas
cuando te pierdes en el goce.
Porque es exactamente
lo que yo habría sentido.

4.
(La justa errata)
habernos encontrado al final del día
en un paseo púbico.

5.
(Me gustaría que creyeras
que esto es el irrisorio juego
de las compensaciones
con que consuelo esta distancia.
Sigue entonces danzando
en el espejo de otro cuerpo
después de haber sonreído
apenas
para mí).



Otros cinco poemas para Cris


1.
Todo lo que precede es como los primeros momentos de un encuentro después de mucho tiempo: sonrisas, preguntas, lentos reajustes.
Es raro, me pareces menos morena que
antes. ¿Se mejoró por fin tu tía abuela? No, no me gusta
la cerveza. Es verdad, me había olvidado.
Y por debajo, montacargas de sombra, asciende despacio otro
presente. En tu pelo empiezan a temblar las abejas, tu mano
roza la mía y pone en ella un dulce algodón de humo. Hueles
de nuevo a sur.

2.
Tienes a ratos
la cara del exilio
ese que busca voz en tus poemas.

Mi exilio es menos duro,
le sobran las defensas,
pero cuando te llevo de la mano
por una callecita de París
quisiera tanto que el paseo se acabara
en una esquina de Montevideo
o en mi calle Corrientes
sin que nadie viniera
a pedir documentos.

3.
A veces creo que podríamos
conciliar los contrarios
hallar la centritud inmóvil de la rueda
salir de lo binario
ser el vertiginoso espejo que concentra
en un vértice último
esta ceremoniosa danza que dedico
a tu presente ausencia.

Recuerdo a Saint-Exupéry: "El amor
no es mirar lo que se ama
sino mirar los dos en una misma dirección".

Pero él no sospechó que tantas veces
los dos mirábamos fascinados a una misma mujer
y que la espléndida, feliz definición
se viene al suelo como un gris pelele.

4.
Creo que no te quiero,
que solamente quiero la imposibilidad
tan obvia de quererte
como la mano izquierda
enamorada de ese guante
que vive en la derecha.

5.

Ratoncito, pelusa, medialuna,
calidoscopio, barco en la botella,
musgo, campana, diáspora,
palingenesia, helecho,
eso y el dulce de zapallo,
el bandoneón de Troilo y dos o tres
zonas de piel en donde
hace nido el alción,
son las palabras que contienen
tu cruel definición inalcanzable,
son las cosas que guardan las sustancias
de que estás hecha para que alguien
beba y posea y arda convencida
de conocerte entera,
de que sólo eres Cris.


Cinco últimos poemas para Cris


1.
Ahora escribo pájaros.
No los veo venir, no los elijo,
de golpe están ahí, son esto,
una bandada de palabras
posándose
una
a
una
en los alambres de la página,
chirriando, picoteando, lluvia de alas
y yo sin pan que darles, solamente
dejándolos venir. Tal vez
sea eso un árbol
o tal vez
el amor.

2.
Anoche te soñé
sacerdotisa de Sekhmet, la diosa leontocéfala.
Ella desnuda en pórfido,
tú tersa piel desnuda.
¿Qué ofrenda le tendías a la deidad salvaje
que miraba a través de tu mirada
un horizonte eterno e implacable?
La taza de tus manos contenía
la libación secreta, lágrimas
o tu sangre menstrual, o tu saliva.
En todo caso no era semen
y mi sueño sabía
que la ofrenda sería rechazada
con un lento rugido desdeñoso
tal como desde siempre lo habías esperado.

Después, quizá, ya no lo sé,
las garras en tus senos, colmándote.

3.
Nunca sabré por qué tu lengua entró en mi boca
cuando nos despedimos en tu hotel
después de un amistoso recorrer la ciudad
y un ajuste preciso de distancias.

Creí por un momento que me dabas
una cita futura,
que abrías una tierra de nadie, un interregno
donde alcanzar tu minucioso musgo.
Circundada de amigas me besaste,
yo la excepción, el monstruo,
y tú la transgresora murmurante.

Vaya a saber a quién besabas,
de quién te despedías.
Fui el vicario feliz de un solo instante,
el que a veces encuentra en su saliva
un breve gusto a madreselva
bajo cielos australes.

4.
Quisiera ser Tiresias esta noche
y en una lenta espera boca abajo
recibirte y gemir bajo tus látigos
y tus tibias medusas.

Sabiendo que es la hora
de la metamorfosis recurrente,
y que al bajar al vórtice de espumas
te abrirías llorando,
dulcemente empalada.

Para volver después
a tu imperioso reino de falanges,
al cerco de tu piel, tus pulpos húmedos,
hasta arrastrarnos juntos y alcanzar abrazados
las arenas del sueño.

Pero no soy Tiresias,
tan sólo el unicornio
que busca el agua de tus manos
y encuentra entre los belfos
un puñado de sal.

5.

No te voy a cansar con más poemas.
Digamos que te dije
nubes, tijeras, barriletes, lápices,
y acaso alguna vez
te sonreíste. 


Julio Cortazar



Fuente:
http://www.carlossviamonte.com.ar/2014/02/poemas-para-cris-de-julio-cortazar.html

Nadie nos dice

/ 20 mayo 2024 /



Nadie nos dice cómo
voltear la cara contra la pared
y
morirnos sencillamente
así como lo hicieron el gato
o el perro de la casa
o el elefante
que caminó en pos de su agonía
como quien va
a una impostergable ceremonia
batiendo orejas
al compás
del cadencioso resuello
de su trompa

sólo en el reino animal
hay ejemplares de tal comportamiento
cambiar el paso
acercarse
y oler lo ya vivido
y dar la vuelta
sencillamente
dar la vuelta


Blanca Varela


Hora absurda

/ 10 mayo 2024 /

Tu silencio es una nave con todas las velas llenas…
Blandas, las brisas juegan en las flámulas, tu sonrisa…
Y tu sonrisa en tu silencio es la escalera y las andas
con que me finjo más alto y junto a cualquier paraíso…

Mi corazón es un ánfora que cae y que se quiebra…
Tu silencio lo recoge y quebrado lo arrincona…
Mi idea de ti es un cadáver que el mar trae a la playa…, y mientras tanto
tú eres la tela irreal en la que mi arte yerra el color…

Abre todas las puertas y que el viento barra la idea
que tenemos de que un humo perfuma de ocio los salones…
Mi alma es una caverna colmada por la marea alta,
y mi idea de soñarte una caravana de histriones…

Llueve oro mate, mas no en lo exterior… Es dentro de mí… Soy la Hora,
y la Hora es de asombros y toda ella escombros de ella misma…
En mi atención hay una viuda pobre que nunca llora…
En mi cielo interior nunca hubo una sola estrella..

Hoy el cielo es pesado como la idea de no llegar nunca a un puerto…
La lluvia menuda está vacía… La Hora sabe a haber sido…
¡Y no haber algo como lechos para las naves!…
Absorta en alienarse de sí, tu mirada es una plaga sin sentido…

Todas mis horas están hechas de jaspe negro,
mis ansias todas talladas en un mármol que no existe,
no es alegría ni dolor este dolor con el que me alegro,
y mi bondad inversa no es ni buena ni mala…

Los hazes de los lictores se abrieron al borde de los caminos…
Los pendones de las victorias medievales no llegaron ni a las cruzadas…
Pusieron infolios útiles entre las piedras de las barricadas…
Y la hierba creció en las vías férreas con lozanía dañina…

¡Ah, qué vieja es esta hora!… ¡Y todas las naves partieron!
En la playa sólo un cabo muerto y unos restos de vela hablan
de lo Lejano, de las horas del Sur, de donde nuestros sueños sacan
aquella angustia de más soñar que hasta callan para sí…

El palacio está en ruinas… Duele ver en el parque el abandono
de la fuente sin surtidor… Nadie levanta la mirada del camino
y siente saudades de sí ante aquel lugar-otoño…
Este paisaje es un manuscrito con la frase más bella suprimida…

La loca partió todos los candelabros glabros,
ensució de humano el lago con cartas rasgadas, muchas…
Y mi alma es aquella luz que nunca más tendrán los candelabros…
¿Y qué quieren del lago aciago mis ansias, brisas fortuitas?…

¿Por qué me aflijo y me enfermo?… Se acuestan desnudas al claro de luna
todas las ninfas… Vino el sol y habían ya partido…
Tu silencio que me arrulla es la idea de naufragar,
y la idea de que tu voz suene a lira de un Apolo fingido…

Ya no hay colas de pavos todo ojos en los jardines de otrora…
Las propias sombras están más tristes… Aún
hay rastros de ropas de ayas (parece) en el suelo, y aún llora
un como eco de pasos por la alameda que velahí concluida…

Todos los ocasos se fundieron en mi alma…
Las hierbas de todos los prados fueron frescas bajo mis pies fríos…
Secó en tu mirada la idea de creerte calma,
y el ver yo eso en ti es como un puerto sin navíos…

Se irguieron al tiempo todos los remos… Por el oro de los trigales
pasó una saudade de no ser mar… Frente
a mi trono de alienación hay gestos con piedras raras…
Mi alma es una lámpara que se apagó y aún está caliente…

¡Ah, y tu silencio es un perfil de cúspide al sol!
Todas las princesas sintieron el seno oprimido…
De la última ventana del castillo sólo un girasol
se ve, y el soñar que hay otros pone brumas en nuestro sentido…

¡Ser, y no ser ya más!… ¡Oh leones nacidos en la jaula!…
Repicar de campanas hacia más allá, en el Otro Valle… ¿Cerca?…
Arde el colegio y un niño quedó encerrado en el aula…
¿Por qué no ha de ser el Norte el Sur?… ¿Qué es lo que está descubierto?…

Y yo deliro… De repente hago pausa en lo que pienso… Te miro
y tu silencio es una ceguera mía… Te miro y sueño…
Hay cosas rojas y cobrizas en el modo de meditarte,
y tu idea sabe a recuerdo del sabor de un espanto…

¿Para qué no sentir por ti desprecio? ¿Por qué no perderlo?…
Ah, deja que te ignore… Tu silencio es un abanico—
un abanico cerrado, un abanico que abierto sería tan bello, tan bello,
pero más bello es no abrirlo, para que la Hora no peque…

Se helaron todas las manos cruzadas sobre todos los pechos..
Se ajaron más flores de las que había en el jardín…
Mi manera de amarte es una catedral de silencios escogidos,
y mis sueños una escalera sin principio pero con fin…

Alguien va a entrar por la puerta… Se siente sonreír el aire…
Tejedoras viudas gozan las mortajas de vírgenes que tejen…
Ah, tu tedio es una estatua de una mujer que ha de venir,
el perfume que los crisantemos tendrían, si lo tuviesen…

Es preciso destruir el propósito de todos los puentes,
vestir de alienación los paisajes de todas las tierras,
enderezar por fuerza la curva de los horizontes,
y gemir por tener que vivir, como un ruido brusco de sierras…

¡Hay tan poca gente que ame los paisajes que no existen!…
Saber que continuará habiendo el mismo mundo mañana—¡cómo nos entristece!…
Que mi oír tu silencio no sean nubes que contristen
tu sonrisa, ángel exiliado, y tu tedio, aureola negra…

Suave, como tener madre y hermanas, la tarde rica desciende…
No llueve ya, y el vasto cielo es una gran sonrisa imperfecta…
Mi conciencia de tener conciencia de ti es una prez,
y mi saberte sonriendo es una flor mustia en mi pecho…

¡Ah, si fuésemos dos figuras en una lejana vidriera!…
¡Ah, si fuésemos los dos colores de una bandera de gloria!…
Estatua acéfala retirada a un lado, polvorienta pila bautismal,
pendón de vencidos que tuviese escrito en el centro este lema ¡Victoria!

¿Qué es lo que me tortura?… Si hasta tu faz tranquila
sólo me llena de tedios y de opios de ocios temibles…
No sé… Yo soy un loco que extraña su propia alma…

Yo fui amado en efigie en un país más allá de los sueños…



Fernando Pessoa



Sobre los grandes hombres

/ 27 abril 2024 /


Sobre los grandes hombres siempre hay ciertos detalles
que se ocultan en los textos y en las biografías
para evitar que los padres se escandalicen
al pensar que sus niños los puedan llegar a conocer.

Alejandro fue un mal alumno de Aristóteles
Diógenes fabricó moneda falsa
César usó peluca y se vestía de matrona romana
Carlomagno era un liante de cuidado
Alfonso el Sabio compartió amante con el rey de Murcia
Petrarca tuvo dos hijos de madre desconocida
Colón trabajó a porcentaje y no fue nada claro con las cuentas
Catalina la Grande era superficial en sus juicios políticos
George Washington especuló con terrenos en Virginia
Carlos Marx no podía ocultar ciertos rasgos de avaro
Víctor Hugo fue un miserable
Wagner odiaba desaforadamente a los judíos
Einstein fue un aprensivo en cuestión de alimentos
Martin Luther King no fue tan negro como ahora se dice.

Muchos niños dejarían de odiar a los grandes hombres
al advertir sus rasgos y costumbres de gente muy normal.



José Agustín Goytisolo

 

El niño de la fotografía

/ 14 abril 2024 /

No hay mucho que hacer en la memoria,
caminar una casa derribada a balazos,
atravesar arañas con palabras,
buscar viejos olores quemados por el viento.
Poco que hacer allí.
Mear en los rincones para espantar las sombras
correr donde no hay nadie.

¿Qué hacer en la memoria?
¿Descansar en un ruido?
¿Ponerse de rodillas ante un gran agujero?


Jorge Boccanera

Las cosas

/ 01 abril 2024 /

El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,

un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde

una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,

ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.


Jorge Luis Borges

Vallejo

/ 17 marzo 2024 /

es muy difícil encontrar un hombre
que escriba poemas
que no te decepcionen.
Vallejo nunca me decepcionó de esa manera.

algunos dicen que murió
de tanto pasar hambre.

como sea
sus poemas sobre el terror a estar
solo
son en cierto sentido amables y
no
gritan.

estamos cansados de casi todo el
arte.
Vallejo escribe como un hombre
y no como un
artista.
está más allá de
nuestro entendimiento.

me gusta pensar que Vallejo todavía está
vivo y caminando por la
habitación, encuentro
el sonido de sus pasos firmes.
imponderable.


Charles Bukowski


Malva apagado

/ 03 marzo 2024 /


A veinte millas, en las más frías
aguas del Atlántico, miras anhelante
hacia la costa. ¿Alguna vez amaste a alguien
ahí? Sí, pero era apenas un gato, y yo,
un manatí, ¿que podía hacer? No hay recompensas
en este mundo por haberse meado la vida, aún
si implica llegar a ver icebergs olvidados
de hace décadas separándose de la masa
para nadar bajo la superficie, levantando
una montaña de vidrio desbordante antes de abalanzarse erectos
para empezar el viaje peligroso desconocido
hacia el horizonte desolado.

Ése fue el modo
En que pensaba acerca de cada día, cuando era joven; un desprenderse,
a la vez suicida e imbuido de una cierta gracia ritual.
Después, hubo tantos protagonistas
que uno se perdía un poco, como en una selva de doppelgängers.
Muchas cosas estaban aconteciendo. Y la luna, balanceándose
sobre la loma como una toronja enorme y lisa, comprendió
la importancia de cada una, y no estaba dispuesta
a facilitar la tarea de nadie, aunque la amamos.


John Ashbery

 

Ruiseñores de nuevo

/ 22 febrero 2024 /

en el gran cielo de la poesía/
mejor dicho/
en la tierra o mundo de la poesía que incluye cielos/astros dioses/mortales
está cantando el ruiseñor de Keats/
siempre/
pasa Rimbaud empuñando sus 17 años como la llama de amor viva de San Juan/
a la Teresa se le dobla el dolor y su caballo triza el polvo enamorado Francisco de Quevedo y Villegas/
el dulce Garcilaso arde en los infiernos de John Donne/
de César Vallejo caen caminos para que los pies de la poesía caminen/
pies que pisan callados como un burrito andino/
Baudelaire baja un albatros de su reino celeste/
con el frac del albatros Mallarmé va a la fiesta de la nada posible/
suena el violín de Verlaine en la fiesta de la nada posible/
recuerda que la sangre es posible en medio de la nada/
que Girondo liublimará perrinunca lamora/
y girarán los barquitos de tuñón contra el metal de espanto que abusó a Apollinaire/
oh lou que desamaste la eternidad de viaje/
el palacio del exceso donde entró la sabiduría de Blake/
el Paco Urondo que forraba en lamé la felicidad para evitarle fríos de la época/
Roque Dalton que trepaba por el palo mayor de su alma y gritaba “Revolución”
y veía la Revolución y la Revolución era la sola tierra firme que veía/
y Javier Heraud que fue a parar tiernísimo a la selva/
y abrió la selva de la boca con su torrente claro/
y el padre Darío que a los yanquis dijo no/
como Sandino dijo no/
y el frente amplio de la poesía y de la guerra les volvió a decir no/
y Nicaragua brilla en su ejercicio de amar/
Martí yendo y viniendo por el aire con los muertos queridos que vió volar como una rosa blanca/
¿no ves a mis compañeros volar por el aire ochenta años después?/
¿estás despierto para que sigamos diciendo no?/
¿los muertos se ponen pálidos como magdalena cuando amasaba sus panes con más lágrimas que harina?/
¿hasta que venga el día?/ ¿día en que toda América Latina subirá lentamente?/
¿amorosamente?/¿navegando como hacen mis planetas del sur?/
ahora canta el ruiseñor del griego al fondo de los siglos/
pasa Walt Whitman con el ruiseñor al hombro cantando en paumanok/
pasa el comandante Guevara a hombros del ruiseñor/
pasa el ruiseñor que se alejó de la vida callado como burrito andino
en representación de los que caen por la vida/
pasa la luna de rosados dedos/
pasa Safo abrigando al ruiseñor
que canta/canta/canta/



Juan Gelman

 

Ahora sí que tú y yo estamos más lejos uno del otro...

/ 16 febrero 2024 /

Ahora sí que tú y yo estamos más lejos uno del otro
que dos estrellas de diferentes galaxias.
Ningún astrónomo logrará tenernos juntos
en su vertiginoso campo visual
ni el fotógrafo de Cartagena ante su Polaroid
así fue hace la infinidad de siete años
el resto de las imágenes son nubes de la memoria
y de aquélla y de todas se ha retirado la vida.



Enrique Lihn

Dicen los viejos bardos

/ 01 febrero 2024 /

No lo olvides, poeta.
En cualquier sitio y época
en que hagas o en que sufras la Historia,
siempre estará acechándote algún poema peligroso.


Heberto Padilla



Autobiografia

/ 09 enero 2024 /


No sirves para nada...
 

Fui un mísero afligido desde mi mocedad,
siempre lleno de espanto, lleno de tristeza…
(Salm., 88, 16)

Cuando yo era pequeño
estaba siempre triste
y mi padre decía
mirándome y moviendo
la cabeza: hijo mío
no sirves para nada.

Después me fui al colegio
con pan y con adioses
pero me acompañaba
la tristeza. El maestro
graznó: pequeño niño
no sirves para nada.

Vino luego la guerra
la muerte –yo la vi–
y cuando hubo pasado
y todos la olvidaron
yo triste seguí oyendo:
no sirves para nada.

Y cuando me pusieron
los pantalones largos
la tristeza enseguida
cambió de pantalones.
Mis amigos dijeron:
no sirves para nada.

En la calle en las aulas
odiando y aprendiendo
la justicia y sus leyes
me perseguía siempre
la triste cantinela:
no sirves para nada.

De tristeza en tristeza
caí por los peldaños
de la vida. Y un día
la muchacha que amo
me dijo y era alegre:
no sirves para nada.

Ahora vivo con ella
voy limpio y bien peinado.
Tenemos una niña
a la que a veces digo
también con alegría:
no sirves para nada.


José Agustín Goytisolo



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