Góndola Fúnebre N° 2 - Tomas Tranströmer

/ 24 octubre 2011 /

Uno de los poemas más famosos de  Tranströmer:“Góndola Fúnebre, Nª2”. Este poema recrea un paseo en góndola que ocurrió en vida real entre Franz Liszt y Richard Wagner, los dos espléndidos compositores que eran además suegro y yerno. Por cartas se sabe que Liszt visitó a Wagner en Venecia, en 1882, apenas un par de meses antes de que Wagner muriera, y parece ser que Liszt percibió en Wagner una sombra de muerte. Lo sintió cansado y listo para partir. Con este sentimiento premonitorio compuso una primera versión para “La lúgubre góndola”, que es una de las obras más conocidas de la música de Liszt.  Volvemos ahora a nuestro Nobel de Literatura: 
“Góndola Fúnebre, Nª2”  recoge estos paseos y los recrea, esbozando también la mirada de Liszt hacia un Wagner que ya se despedía de la vida.“Y esta historia, esta anécdota, es algo muy concreto”, comenta Hahn, “pero escrito por él siempre aparece como una mirada hacia un mundo raro y de ensueño. Eso es -concluye- el suyo es un mundo raro y de ensueño”. (Oscar Hahn) 

I

Dos hombres, suegro y yerno, Liszt y
           Wagner, viven junto al Canal Grande
con la inquieta esposa del rey Midas,
ése que transforma en Wagner todo lo que    
                                                               toca.
El frío verde del mar atraviesa los pisos del
                                                          palacio.
Wagner destaca, el conocido perfil de títere
                                    parece más  cansado;                          
el rostro, una bandera blanca.
La góndola cargada pesadamente con sus vidas; dos pasajes de ida y vuelta y otro
                                                    sólo de ida.

II

Una ventana del palacio se abre con el viento y el súbito  soplo provoca muecas.
Sobre el agua aparece la góndola del  basurero impulsada  por dos                bandidos con remo.
Liszt ha escrito unos acordes tan pesados 
            que deberían ser enviados a analizar
en el Instituto de Mineralogía de Padua.
¡Meteoritos!
Demasiado pesados para la quietud, pueden sólo hundirse más y más, futuro  abajo,  hasta
los años de las camisas pardas.
La góndola, pesadamente cargada con las
                        hacinadas piedras del futuro.
           

III

Rendijas, hacia 1990.

25 de marzo. Inquietud por Lituania.
Soñé que visitaba un gran hospital.
No tenía funcionarios. Todos eran pacientes.

En el mismo sueño, una niña recién nacida
hablaba con completas oraciones.

                                           
IV

Junto al yerno, que es hombre de su tiempo, 
           Liszt es un apolillado grandseigneur.  
Es un disfraz.
El abismo, que ensaya y descarta máscaras
       diferentes, ha elegido justo ésta para él,
el abismo, que quiere subir hasta los hombres sin mostrar
                                                                       su rostro.

V

El Abate Liszt está habituado a cargar él
       mismo su maleta por soles y por nieves
y cuando muera un día, nadie irá a
                                  esperarlo a la estación.
La tibia brisa de un coñac excelente lo   
                                        conduce a la tarea.
Siempre tiene tarea.
¡Dos mil cartas al año!
El escolar que escribe cien veces el palote,
        antes de que le permitan volver a casa.
La góndola cargada pesadamente de vida;
                                        es sencilla y negra.
                                                                                                 

VI

De regreso en 1990.

Soñé que conducía doscientos kilómetros en vano.
Entonces, todo se agigantó. Gorriones enormes como gallinas
cantaban de modo ensordecedor.

Soñé que dibujaba  teclas de  piano
en la mesa de cocina. Tocaba sordamente   
                                                         en ellas.


VII

El clavicordio que calló durante todo  
     Persifal (aunque estaba escuchando) puede
                                                al fin decir algo.
Suspiros... sospiri...
Mientras Liszt toca, esta noche, mantiene
                             apretado  el pedal marino
para que la fuerza verde del mar suba a
   través del piso y se una a todas las piedras
                                                   del edificio.                                                                     
¡Buenas tardes, bello abismo!
La góndola cargada pesadamente de vida;
                                        es sencilla y negra.


VIII

Soñé que llegaba tarde el primer día de clases.
Todos en el salón  llevaban máscaras blancas
                                                    sobre el rostro.
Imposible decir quién era el maestro.



Fuentes: 
  • http://www.elmartutino.cl/noticia/cultura/tomas-transtroemer-nobel-de-literatura-2011-una-introduccion-con-oscar-hahn
  • http://literalmagazine.blogspot.com/2011/10/gondola-funebre-n-2-de-tomas.html

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